El país pretende modernizar su banca para que el sistema financiero sea más competitivo y flexible. Infraestructura y protección de datos, los retos.
Colombia ha hecho esfuerzos por medernizar su reglamentación, en busca de un sistema financiero más competitivo y flexible, cuyo propósito sea aumentar el uso de los pagos digitales.
En pleno siglo XXI, en Colombia todavía es un parto pagar con tarjeta débito o crédito, sobre todo en locales pequeños y medianos, pues le huyen a las altas comisiones que se cobran en las transacciones. Y a esto se le suma que enviar dinero de una fintech o un banco a otro puede tardar hasta 72 horas, por lo que estamos ante un panorama financiero que sigue rezagado.
Sin embargo, si bien es evidente que aún hay brechas que se deben cerrar, desde hace varios años Colombia ha hecho esfuerzos por modernizar la reglamentación actual, en busca de un sistema financiero más competitivo y flexible, cuyo propósito sea aumentar el uso de medios de pago digitales.
Así, con este firme propósito, el país ya sentó las bases para impulsar el surgimiento de su propio Sistema de Transferencias Digitales Inmediatas (SPI) —inspirado en la plataforma brasileña PIX—, para lo cual ya se trazó una hoja de ruta en el Plan Nacional de Desarrollo (PND), que también abarca la apertura y el intercambio de información de cuentas y productos financieros, llamada open banking o finanzas abiertas.
Estas iniciativas serán lideradas por el Banco de la República y la Superintendencia Financiera de Colombia.
Pagos inmediatos, ¿cómo serán?
Una encuesta del Centro Nacional de Consultoría, contratada por el Banco de la República, demostró que el efectivo sigue siendo la forma de pago habitual preferida por los colombianos (78,4%), seguido por las transferencias electrónicas (12,6%), tarjeta débito (7,9%) y tarjeta de crédito (1,2%). De hecho, el comercio percibe que el efectivo es el medio de pago más utilizado por sus clientes.
El informe evidenció que entre las principales razones que justifican la mayor preferencia por el dinero en efectivo están la facilidad y rapidez para pagar; la posibilidad de reutilizarlo de manera inmediata, y la costumbre de usarlo para compras de bajo monto o en la calle.
Justamente, este diagnóstico ha hecho que las discusiones de la banca ahora se centren en la experiencia de los usuarios, la interoperabilidad y la usabilidad del pago electrónico. Por esto, en aras de modernizar las operaciones de los pagos domésticos de bajo valor, se creó un abanico de opciones en el que la implementación de un SPI en el país es una de las primeras y más importantes estrategias para disminuir los costos de las transacciones, y acercar el sistema financiero a más personas y empresas.
¿Esto qué quiere decir? Técnicamente, los pagos inmediatos o instantáneos están definidos como aquellos en los que el dinero está disponible en pocos segundos, casi en tiempo real, en la cuenta de un usuario, a cualquier hora del día y todos los días del año.
Para Juan Pablo García, director de Transformación Digital de Asobancaria, este sistema tendría un efecto directo en la inclusión financiera de personas y comercios, pues la disponibilidad inmediata del dinero cuando se hacen pagos y transferencias digitales incentiva la reducción del sobreuso del efectivo, disminuye el tamaño de la economía informal y facilita el desarrollo de nuevos productos y servicios para micronegocios y pymes.
“Contar con un marco regulatorio actualizado en materia de pagos en Colombia ha dado la base para desarrollar una infraestructura y un sistema de pagos más moderno. Un ejemplo de ello es la creación de nuevos productos, como las cuentas de ahorro de trámite simplificado y el surgimiento de plataformas de pagos digitales (PSE, NFC, códigos QR), que han permitido que la población reciba sus ingresos y realice transacciones de manera segura y fácil”, indicó García.
De esta manera, con el propósito de continuar modernizando el sistema de pagos en el país, el Banco de la República presentó en el segundo semestre de 2022 el proyecto de creación del SPI, y planteó la intención de conformar una cámara pública para la conexión de todos los actores del sistema financiero.
Y este año, tras la aprobación del PND, se le dio el visto bueno a un artículo que permitirá que los sistemas de pago de bajo valor (como se le conoce técnicamente a Nequi o Daviplata) tengan que interoperar entre sí, según la regulación que establezca la Junta Directiva del Banrep.
Por ahora, según Leonardo Villar, gerente general del Emisor, el objetivo es “abrir el espacio para el intercambio de ideas con participantes del mercado y con otras autoridades sobre la decisión de avanzar hacia un sistema de transferencias inmediatas, seguras y eficientes, que sea totalmente interoperable y que contribuya a la competitividad de los mercados, a la inclusión financiera y al desarrollo del país”.
Por su parte, la directora del Departamento de Sistemas de Pagos del Banrep, Ana María Prieto, afirmó que de las mesas de discusiones han salido dos asuntos importantes: la necesidad de tener una marca y la de estandarizar la experiencia del usuario.
Y señaló que para el segundo trimestre de 2023 saldría la licitación para que todos los proveedores de tecnología interesados se presenten. Y hacia el tercer trimestre del año se haría el proceso de selección y contratación del sistema de pagos inmediatos en Colombia.
La meta del Emisor es cerrar este 2023 con una contratación ya hecha y un plan de implementación definido con los proveedores seleccionados. Aún no se tendría un costo estimado del proyecto, pues primero, dijo Prieto, se deben conocer las ofertas comerciales de los proveedores, quienes entregarán los requerimientos y valores.
Hacia una banca abierta
Los países de América Latina están enfrentando una verdadera revolución de sus servicios y productos financieros, gracias a los avances tecnológicos y a las nuevas regulaciones que permiten la inserción de modelos como open banking o banca abierta, que busca la transferencia de datos del consumidor entre entidades financieras.
En Colombia, el Gobierno Nacional también le dio un espaldarazo a este modelo en el PND, en donde reconoce la apertura de datos como una herramienta clave para lograr una mayor inclusión financiera, así como más innovación en servicios y productos.
El país se convierte en el tercero de la región, después de Brasil y México, con mayores avances en el establecimiento de una regulación para open banking.
¿Y esto qué significa? Según Asobancaria, este modelo marcaría una ruptura y evolución en las tendencias tecnológicas que definirán el negocio bancario, pasando de un modelo tradicional, en donde el banco es el dueño de los datos del cliente, a uno de banca abierta que busca dar mayor control sobre los datos a los consumidores.
“Esto significa, por mencionar algunos casos, que ciertos procesos que hoy resultan complejos para los usuarios, como las preaprobaciones de los productos crediticios o la asignación de cupos, serán más eficientes y generarán mayores oportunidades para el mercado”, comentó Camilo Restrepo Saldarriaga, líder funcional del EVC de Conocimiento del Cliente de Bancolombia.
En pocas palabras, un vendedor de frutas, un tendero o un taxista, que han manejado durante gran parte de su vida solo efectivo y/o que solo usan billeteras digitales como Nequi o Daviplata, y a quienes por esa razón les resulta difícil acceder a algún crédito bancario, con el open banking ya podrían hacerlo con más facilidad.
Y es que para algunos analistas ese modelo de intercambio de datos le permitiría a las entidades financieras contar con los datos de sus clientes en tiempo real, tener una verificación de ingresos clara y confiable y ofrecer una mejor oferta de crédito.
Sin embargo, también destacan que las implicaciones, tanto de este nuevo modelo de finanzas abiertas como del de pagos inmediatos, son mayores para la industria bancaria, pues estas nuevas tendencias cambian por completo la forma en la que ha operado el negocio financiero por años.
¿Está Colombia preparada?
Los retos que trae la transformación que quiere hacer la banca tradicional colombiana no son pocos: van desde aumentar la bancarización, superar las brechas de conectividad a internet y la falta de dispositivos electrónicos, hasta la actualización y adaptación de las nuevas tecnologías, y la inversión en infraestructura adecuada.
Por esta razón, para Rafael Felipe Gómez, abogado especialista en derecho comercial, hay varios aspectos en los que se debe trabajar primero, como la infraestructura y el diseño del sistema, pues, de lo contrario, estos se convertirían en grandes cuellos de botella.
“El riesgo de fraude siempre va a existir. Los delincuentes pueden utilizar información o identidades falsas para estafar a través de transacciones. También hay que tener en cuenta los errores humanos, ya sea por parte de quien remite el pago o de quien lo recibe, pues eso puede llevar a que, por el diligenciamiento equivocado de datos, la transacción quede automáticamente realizada a favor de un tercero, que no era destinatario inicial”, explicó Gómez.
Y es que para que el SPI funcione exitosamente requiere de una infraestructura tecnológica robusta, confiable y sólida, por lo que avanzar en esto se convierte en uno de los principales retos. A esto se le suma que se debe trabajar en la integración de pagos transfronterizos, pagos automáticos para facilitar los pagos recurrentes como el de una factura de un servicio público, y transacciones sin conexión a internet, por el desafío que representa la conectividad.
“Lamentablemente, la gran parte de las entidades bancarias es común que presenten una serie de errores y fallas permanentes, ya sea por interrupciones de red, errores de procesamiento, entre otros. Estos factores podrían afectar gravemente al sistema de pagos inmediatos”, dijo Gómez.
Y recalcó que uno de los focos también debe estar en evitar el lavado de dinero y el blanqueamiento de capital que puede surgir, pues estos sistemas de pago inmediato son susceptibles a ser utilizados por quienes realizan este tipo de actividades, buscando transferir fondos ilícitos, y ocultar o legalizar automáticamente el origen de los mismos.
“También hay un asunto de protección de datos y privacidad, porque un SPI implica la transferencia de información financiera y personal, de carácter sensible. Estos riesgos pueden disminuirse y mitigarse si se toman las medidas de seguridad adecuadas, como establecer doble autenticación y cifrado de datos, monitoreo de transacciones sospechosas, políticas de seguridad robustas, etc.”, anotó Gómez y opinó que Colombia aún no estaría preparada para este tipo de sistemas, pues cree que habría que dar unos primeros pasos en el mejoramiento y fortalecimiento tecnológico.
Por el lado del open banking o la banca abierta, si bien se han resaltado sus múltiples beneficios, como la reducción de costos para los consumidores, ya que las nuevas empresas podrán ofrecer servicios financieros a precios más bajos que los bancos tradicionales, también hay algunos desafíos que se deben superar.
Víctor Ramírez, socio Auditoría y Aseguramiento de la firma BDO en Colombia, explicó que uno de los principales peligros es la ciberseguridad, ya que los datos que maneja el sector financiero son muy apetecidos por los delincuentes.
“Para mitigar esto, es importante que se establezcan medidas de seguridad sólidas y se regule adecuadamente el uso de la información financiera. Además, es importante educar a los consumidores sobre los riesgos asociados con el uso de servicios financieros digitales y cómo proteger su información financiera”, comentó Ramírez.
Desde la óptica de Gómez, otro de los riesgos del open banking es en materia del cumplimiento normativo, porque es más dificil de controlar, pues se vuelve tan vulometrico que es dificil para el Estado ejercer control y garantizar la seguridad de las transacciones.
“Desde mi perspectiva, sin negarme a la apertura financiera, primero las autoridades de supervición, vigilancia y control deben demostrar una mayor efectividad, para así generar confianza a los consumidores”, puntualizó el abogado.
Así las cosas, la implementación de este nuevo modelo bancario implica que el sistema financiero deba realizar esfuerzos administrativos y de inversión para dar el siguiente paso en materia de transformación digital, permitiéndole ser más competitiva y eficiente. Sin embargo, no se puede perder de vista que hay barreras que superar, como una mayor bancarización, capacitación de las personas en habilidades tecnológicas, seguridad y confianza en las plataformas, y mejor conectividad a internet.
Estos son algunos casos de éxito de este tipo de sistemas de pagos en países de América Latina.
Brasil: Pix y los pagos disruptivos
Uno de los hitos más recientes que destacan a Brasil dentro de la región es la puesta en marcha de un sistema de pagos instantáneos, llamado PIX, como la única infraestructura centralizada para la liquidación de pagos instantáneos entre diferentes proveedores de servicios. Este sistema es operado por el Banco Central de Brasil (BCB).
De acuerdo con Asobancaria, PIX es una infraestructura neutral, abierta, interoperable y no discriminatoria, a través de la cual entidades privadas, financieras o no, pueden operar y ofrecer soluciones de pago que se liquidarán instantáneamente.
Así, este sistema se puede utilizar a través de cuentas corrientes, de ahorro o de prepago y busca incentivar la democratización financiera, asegurando rapidez, disponibilidad, versatilidad, facilidad, reducción de costes, seguridad y conveniencia para los pagos realizados en el país.
En Colombia, por ejemplo, un PIX acabaría con la dependencia que existe en métodos pago como PSE y Transfiya, ya que estos no serían suficientes.
Suecia: Swish Pay
Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia, son algunos de los países que usan menos el efectivo.
Por ejemplo, desde el 2012, los bancos privados más importantes de Suecia lanzaron Swish Pay, una plataforma móvil de pago instantáneo que conecta el número telefónico del usuario con su cuenta bancaria, facilitando las transacciones en tiempo real 24/7. Entre los servicios ofertados por Swish se encuentran los pagos de alta velocidad en comercios afiliados; servicio de pago digital; generación de códigos QR para pagos físicos y digitales; y una aplicación para comercios que permite manejar gastos, pagar la nómina y hacer cobros a clientes.
En el país, Swish es la principal aplicación de pagos y transferencias, el 73% de la población mayor a 16 años lo utiliza.
Argentina: Transferencias 3.0
El Banco Central de Argentina lanzó a finales de 2020 Transferencias 3.0. El proyecto se basa en la interoperabilidad de los códigos QR para pago. Esto significa que cualquier billetera virtual o aplicación bancaria puede leer cualquier código QR para realizar pagos con transferencia. Una de las estrategias para que este ecosistema funcione es que todas las empresas deben tener sus credenciales integradas para permitir la interoperabilidad.
Sin embargo, uno de los desafíos es que si bien este modelo fue lanzado solo un mes después del Pix brasileño, en Argentina no ha tenido el mismo éxito, pues existen retos en cuanto a la habilitación de Códigos QR en algunas billeteras electrónicas, la bancarización, así como barreras culturales.
Artículo tomado de elcolombiano.com
Por Alejandra Zapata Quinchía
¡Saludos a todos! Llevaba mucho tiempo buscando un sitio web interesante: https://energialibre.mx/bonos-sin-deposito/ es todo un hallazgo para los amantes de los casinos en línea en México. Pude aprovechar los bonos sin depósito gracias a sus recomendaciones, lo que me permitió jugar y ganar sin ningún riesgo. ¡Un gran recurso para los jugadores de México! ¡Me gustó mucho y lo recomiendo!